Hola a todos!
Fuente: Pixabay |
Las redes sociales también contribuyen a este daño, ya que las personas que enseñan un cuerpo no normativo en las fotos suelen ser duramente criticadas por personas que se autodenominan médicos u especialistas en alimentación. Estas críticas, en su mayoría, van dirigidas a las mujeres, aunque algunos hombres tampoco quedan exentos. Me gustaría decir que la sociedad va evolucionando, pero desgraciadamente aún existen muchos trastornos alimenticios alentados por este tipo de situaciones.
El concepto de belleza nunca ha sido igual, y ha ido cambiando según la época. Si viajamos muy atrás en el tiempo y vamos más allá de la historia, encontraremos en la prehistoria el primer canon de belleza. Los hombres buscaban mujeres de caderas anchas y senos grandes, ya que era una estrategia reproductiva ya que se creía que estas mujeres podrían parir a niños sanos y fuertes. En el antiguo Egipto se consideraba que la mujer bella tenía que ser armónica, teniendo como modelos a Nefertiti o a Cleopatra. Estas reinas egipcias representaban las facciones de cualquier mujer de su región: morenas, de rasgos finos y ojos color café. Si avanzamos a la antigua Grecia, las mujeres tenían que ajustarse a cálculos matemáticos, simétricos,...
Fuente: Pixabay |
Al entrar al siglo XIX la cosa cambia, y según la década varía el canon. Con la llegada del cine, se fueron implantando los nuevos cánones de belleza. En la década de los años 30 a los 40, la figura de una mujer delgada y estilizada se apodera del canon. En la siguiente década este persiste, pero se exageran más los rasgos de las mujeres, ya que estas debían de tener piernas infinitas, curvas marcadas, el pelo rubio,... En los años 70 y 80, la figura de la mujer se sigue estilizando y curvando, y los pechos grandes empiezan a cobrar protagonismo. En los años 90 la estética no varía, y los cuerpos delgados y estilizados siguen siendo "trending topic". En la actualidad esto no ha variado mucho, y los cánones perduran, como decía antes, por lo que vemos en nuestra vida cotidiana.
Cada persona es única, y la genética es la que predispone nuestros rasgos y cuerpos, y cuando una persona no nace ajustada a un canon, surgen los "problemas". Los trastornos de conducta alimenticia no son algo nuevo del siglo XXI. Uno de los casos más llamativos del siglo pasado fue el de Lady Di, quien sufría de bulimia. El querer ajustarse a un canon de belleza, el querer alcanzar el famoso 90-60-90, el afán de estar delgada llevan a miles de mujeres a hacerse verdaderos destrozos en sus cuerpos y vidas.
Los TCA son enfermedades muy complejas y psiquiátricas, que independientemente de cual sea tienen algo en común: la persona enferma adopta conductas de alimentación alteradas ante la preocupación por su imagen externa.
En los últimos estudios realizados en España acerca de casos de TCA en población adolescente, se encuentran alrededor de un 4,1 a un 4,5% de casos que se dan en la población femenina comprendida entre las edades de 12 y 21 años. La anorexia se sitúa en torno al 0,3%; la bulimia en un 0,8%, y los TCA no especificados sobre un 3,1%.
La anorexia nerviosa es una alteración de la alimentación que sufren las personas que pesan demasiado, pese a que su peso esté por debajo de lo normal. Estas rechazan el tener un peso corporal por encima del valor mínimo considerado por la edad y la talla. Esto desemboca en una alteración del peso o la silueta corporal. Para esto, rechazan de forma sistemática la ingesta de alimentos. La bulimia nerviosa consta de tres fases: la primera es la perdida de control con la ingesta de alimentos, después llega una conducta "compensatoria" para evitar el aumento de peso que conlleva el atracón. Esta conducta pueden ser vómitos, uso de laxantes, diuréticos, ejercicio excesivo,... Y por último llega la preocupación intensa de no aumentar de peso y el miedo desmesurado a engordar. El trastorno por atracón son recurrentes episodios de ingesta compulsiva. Presenta similitudes con la bulimia, salvo que luego no se produce una conducta "compensatoria" como sería el vomito. La ortorexia no está formalmente reconocida como enfermedad y carece de un diagnóstico clínico. Las personas con ortorexia presentan un cuadro obsesivo-compulsivo por alimentos considerados saludables, lo que lleva a autoimponerse una dieta restrictiva y a aislarse socialmente. La vigorexia es un trastorno obsesivo por el estado físico donde la persona adopta una visión de sí misma distorsionada donde se ve débil. Esto la lleva a alterar sus pautas de alimentación. La permarexia es la obsesión por realizar dietas. Este se ve en las personas con sobrepeso, y puede derivar en anorexia o bulimia. Pese a esto, no es un trastorno reconocido por la comunidad médica. La potomanía está incluida en el cajón desastre de los TCA no clasificados. Este consiste en la ingesta incontrolada de líquidos pese a que no se tenga sed. La pica es un trastorno que está caracterizado por el deseo irrefrenable de comer o lamer sustancias no nutritivas como por ejemplo tierra, papel, tiza,... Este es más frecuente observarlo en niños.
Los detonantes de la anorexia y bulimia (que son los más comunes), responden a una serie de factores genéticos, culturales y familiares:
- Tener una baja autoestima, lo que facilita la insatisfacción y la distorsión de la imagen corporal.
- Tender al perfeccionismo extremo o a la impulsividad desmesurada.
- Adoptar modelos sociales que favorecen el culto a un cuerpo delgado.
- Práctica de regímenes y dietas restrictivas.
- Recibir comentarios críticos respecto al cuerpo por parte del entorno más próximo.
- Práctica de determinadas modalidades deportivas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario