Hola a todos!
Todos los que somos lectores recordamos la primera vez que nos hizo llorar un libro, y yo no iba a ser menos. En sexto de primaria nos mandaron leer Palabras de Caramelo, y fue el primer libro que me emocionó de tal forma que lloré por su triste desenlace.
Palabras de Caramelo fue el libro donde oí hablar de los niños del desierto; los saharauis, y esta semana les voy a dedicar a ellos mi entrada.
Estoy segura de que a todos os sonarán las palabras "niños saharauis", pero, ¿sabéis por qué están en la situación en la que actualmente se encuentran? Antes de empezar a hablar de los programas de acogida creo que es necesario que sepáis la historia, ya que, la única forma de entender el presente es conociendo el pasado.
El
Sahara Occidental es un territorio pendiente de descolonización, “La
última colonia de África”. Los
saharauis siempre habían sido personas nómadas, que se movían por
el desierto buscando los mejores pastos para su ganado. Esta
comunidad, pacífica, se vio gravemente
afectada por las ambiciones
colonialistas de los europeos.
convivieron pacíficamente con los españoles hasta que en los años setenta nació un movimiento nacionalista en toda África. Los saharauis empezaron a sentir que el Sahara Occidental era su nación.
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Parte importante de la opinión pública se siente responsable de lo que ocurre allí, al entender que España abandonó a la población saharaui a su suerte, por cuyo motivo se han visto obligados a subsistir en el desierto o a vivir en la zona ocupada ilegalmente por Marruecos.
La primera vez que oí hablar de niños del desierto que vienen a España a pasar el verano fue en el libro de Muna. Cuenta la historia de como por primera vez, una niña saharaui viene a nuestro país para evitar el caluroso verano en el desierto, y vive con una familia de acogida durante los tres meses que dura el verano.
En España hay actualmente muchas asociaciones dedicadas a estos niños. El sitio de donde proviven carece de agua potable, de material sanitario y escolar suficientes,... de todo aquello que les haga tener un estado del bienestar pleno. En sus escuelas, a parte de aprender árabe aprenden español, lo que les ayuda a comunicarse cuando vienen en verano a España. Debido a estas condiciones a veces inhumanas, estas asociaciones se encargan de que en verano vengan a España para que no tengan que soportar también el calor del desierto que puede llegar a alcanzar hasta los 50ºC, y a parte, aquellos niños que lo precisen, puedan optar a una atención sanitaria. CEAS es la Coordinadora Estatal de Asociaciones Dedicadas a estos niños, y aquí en Extremadura tenemos FEDESAEX.
CEAS fue creada en el año 2005 y actualmente agrupa a las asociaciones de: Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla la Mancha, Cataluña, Euskadi, Extremadura, Galicia, La Rioja, Madrid, Navarra y País Valencià. En total son más de 200 asociaciones las que comprende. Sus objetivos son tres;
1. Liderar campañas de sensibilización y presión dirigidas al Gobierno del Estado español, todavía responsable (según la legalidad internacional) del proceso de descolonización del Sáhara Occidental.
2. Denunciar las violaciones de derechos humanos y otros abusos de las autoridades marroquíes que se producen en los territorios ocupados del Sáhara Occidental.
3. Fomentamos acción humanitaria y cooperación al desarrollo para atender las necesidades de la población saharaui refugiada de Tinduf (Argelia).
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Con la pandemia todos estos niños se han visto atrapados entre la guerra y el covid, y el año pasado no pudieron venir a España, por lo que tuvieron que sobrevivir en el abrupto desierto a más de 50º todo el verano. En el comunicado que hizo CEAS se manifestó su decisión así: "La situación actual nos exhorta a tomar la decisión de suspender el programa Vacaciones en Paz para el verano de 2020, pero por muy dolorosa que pueda resultar, a nuestro juicio, es la mejor opción por la que podemos decantarnos en estas circunstancias excepcionales que atraviesa el mundo".
Espero haber dado a conocer con este artículo la labor humanitaria de tantas familias y asociaciones que hacen esto posible, pero yo ahora os voy a plantear una duda que divide la opinión pública: ¿Es un acto humano sacar a un niño del desierto, traerle a un lugar donde no carece de nada, y al final del verano devolverlo a un lugar donde no va a tener agua potable, atención sanitaria, una vivienda en condiciones...? ¿Vosotros que pensáis?
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